Es bueno ser RARO
Es bueno ser RARO
Por Viviana Martínez Minutti
Si nos atenemos a la definición de “Raro”, el diccionario nos dice que es Poco Frecuente. Singular. Poco corriente. Nada común.
Cuando me he llegado a expresar que las personas que son “raras”, o cierta persona es rara, generalmente lo digo en esa definición, que son personas poco frecuentes, que no son comunes o que son diferentes al resto de las otras personas que conozco. Peor nunca en despectivo.
Lo comenté así, en un escenario en que estoy platicando en una comida con amigas, y hago un comentario de que conocí a una persona “Trans”, y que me dio mucho gusto tener una nueva amiga “rara”. Fui criticada por mi comentario, y para no crear polémica, no logré expresar ni decir lo que realmente pienso de los “raros” que han entrado en mi vida.
Para empezar, Yo soy la “rara” de mi familia. Soy la diferente, la oveja negra, la que dice las cosas de frente, directas y sin pensarlas, la que no miente y no se conformó con el rol o el papel que le quisieron imponer, la que no hace lo que los demás esperan que haga y no se comporta como los demás, o no hace lo que todos esperan o quieren.
Acepto mis responsabilidades buenas y malas, la que no se queda callada y dice lo que piensa, la que ha hecho lo que ha querido, a pesar de los comentarios de “si estudias eso te vas a morir de hambre”, si eres artista vas a pasarla mal, si no haces lo que el general de las personas vas a ser criticada, y así, no hacer lo que los demás hacen. Si, no soy como ellos, soy la “rara”.
Ser RARO no tiene nada de malo, es ser diferente.
Podemos ser inusuales, y eso nos llevará a encontrar similares en nuestros amigos y volvernos únicos.
Yo soy única, Tu eres único.
Único significa “raro”, pero también significa singular y extraordinario.
A lo mejor caer en el estereotipo de ser común. Nos llevaría a una vida tranquila y sin grandes movimientos.
Pero una persona común, no sería un artista brillante, una persona “aventada” o aventurera. Aquella persona que rompe barreras. Un investigador que experimente con algo impensable. O un escritor que crea universos e historias fantásticas. O una persona que exprese su amor de diversas maneras. Alguien que al romper los estereotipos, haga uno nuevo, que incluya más pensamientos.
Toda persona rara esconde una historia complicada, difícil o de mucho sufrimiento.
Para aceptarnos como somos, hay que vernos con los ojos del alma, no con los ojos sociales o de los estereotipos que se nos han impuesto.
No tendríamos que entrar a un establecimiento donde dice que se aceptan a todas las personas. Si los aceptáramos, no tendríamos que poner estos letreros. Solo tenemos que verlos a través de su alma.
Si lográramos ver así a todos, sin importar el color de la piel, el tamaño del cuerpo, las preferencias sexuales, los pensamientos religiosos, o las discapacidades. Solo con el alma, no tendríamos que aceptarnos y vernos como somos. Con nuestros pensamientos y sentimientos, ideales y sueños. Intereses y creencias. Solo aceptándonos tal y como somos. Aunque seamos “raros”.
Y esto nos llevaría al camino de la libertad, como lo hubiera dicho Nelson Mandela.
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